La entrada de hoy va dedicada a mi abuelo, lechero de toda la vida y con el que tantos buenos momentos viví junto a sus vacas suizas.
Pocas cosas me quedan de él, pero una de ellas que me recuerdan cada día es esta cántara la cual tenía en un rincón, mi madre e incluso mi vecina estarian locas por que la pintase unos tulipanes o unas calas con un fondo color pastel, pero va a ser que no, no las daré ese gusto por el momento...
Quiero dar una vuelta de tuerca e intentar fusionar el movimiento Neoplasticista que me llama muchísimo la atención con algo tan clásico como esta lechera.
La intención del Neoplasticismo es representar la totalidad de lo real, expresar la unidad de la naturaleza, que nos ofrece apariencias cambiantes y caprichosas, pero que, sin embargo, es de una regularidad absoluta. Utiliza colores planos, de carácter saturado o puros (primarios: amarillo, azul, rojo) y tonal o neutros (blanco, negro y grises). Aquí dejo algunos ejemplos de este movimiento.
Para comenzar hago una limpieza a fondo de la pieza con agua jabonosa y un estropajo, y una vez seca le aplico un poco disolvente para eliminar los restos de pintura azul. Una vez eliminado le doy un pequeño lijado con una lija de agua para crear un poco de rugosidad a la superficie y que la pintura agarre mejor.
Ahora es ponerle imaginación e ir haciendo cuadros y rectángulos como mas nos guste, no tienen que ser regulares ni iguales, sirve como ejemplo la imagen de muestra de arriba. Me he ayudado de cinta de carrocero para delimitar bien las rayas y así me hagan ya la medida exacta de las separaciones.
Una vez marcada y encintada, simplemente hay que ir alternando colores, usar sobretodo el blanco para no sobrecargar demasiado, y los tres primarios como veamos conveniente.
La pintura elegida en este caso es acrílico al agua, hubiera elegido una pintura al disolvente, pero al trabajar en espacios cerrados es complicado y peligroso, así que como el resultado será muy parecido seguridad ante todo.
Con la pintura aún sin secar retiramos las cintas y ya se nos quedan los huecos para rellenar de color negro, para darle otra vuelta de tuerca decido hacerle las lineas no tan perfectas y con la ayuda de un bisturí voy levantando algunas esquinas, no se si logro conseguirlo del todo pero es un pequeño guiño a las manchas de las vacas. También le añado una serigrafía con letra industrial para darle un toque especial y que no se olvide su procedencia.
Mayoritariamente el trabajo es casi todo de pintura así que no tiene mayor dificultad, eso sí, tener buen pulso puede ayudar bastante.
He querido resaltar todas las inscripciones que traía la cántara grabadas, como el número de unidad, la fabrica de donde viene y los litros de capacidad, creo que le da personalidad a la pieza y explica un poco el origen, que aunque no sea una pieza de anticuario es difícil verlas habitualmente.
Y aquí el resultado final. se me ocurren mil usos para poder darle, pero el que más me entusiasma es el de paragüero a la entrada de casa, mas que nada porque recoge bien el agua y por el tamaño entran unos cuantos, pero como todo a libre elección, porque colocado al lado de la chimenea para poder guardar las piñas de la lumbre tampoco estaría nada mal. No me enrollo mas, espero que os guste.